Hace unas horas acabo de regresar de mi clase favorita de Tae bo y casa día me gusta más. Me siento poseída con la rutina al ritmo de música electrónica super prendida. Siempre me ha gustado la música electrónica, recuerdo la época en la que antreaba cada fin de semana, me gustaba bailar en la plataforma porque me gustaba bailar sola, disfrutando de la música electrónica, sentía que corría por mis venas, y aunque hubieran muchas personas sólo eramos mi cuerpo y yo al ritmo de la música, bajo el reflector y mi silueta en la pantalla, era un momento mágico. Fundiendome con la existencia misma.
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Esa misma sensación y adrenalina la siento cuando estoy en la clase de Tae bo, concentrada en cada movimiento de mi cuerpo al ritmo de la música electrónica, mi cuerpo y yo en armonía, extasiado con cada movimiento con fuerza, cada patada al aire, cada golpe, a un ritmo muy rápido, es una experiencia sumamente religiosa donde mi cuerpo se funde con el ritmo de la música.
La satisfacción de hacer Tae bo, dura horas, se genera una adrenalina que me hace sentir muy feliz por un tiempo prolongado, inclusive el dolor de piernas, brazos, glúteos, abdomen y cintura se disfrutan, quisiera tomar más clases de Tae bo, pero ninguna se compara con la del día Jueves.
¡Fundirse con la música es una experiencia maravillosa!
¡Disfruten de la vida!
¡Saludos!
